Una guerra que comenzó un día de 1948, con la amarga caída de una comunidad que se dividió en dos campos rivales, finalmente llegó a su fin esta semana, después de seis décadas, con un simbólico apretón de manos en el día dedicado a la paz mundial.
No hablamos, por desgracia, del conflicto árabe-israelí, sino de la misteriosa pelea entre dos hermanos alemanes, Adi y Rudolf Dassler, que disolvió su exitoso negocio familiar de zapatillas de deporte hace 61 años, para crear empresas de zapatillas rivales , Adidas y Puma, a ambos lados de un río en la pequeña ciudad bávara de Herzogenaurach, y por lo que se negaron a hablar el uno al otro el resto de sus vidas.
Esa disputa familiar, que finalmente se convirtió en una intensa rivalidad, a menudo amarga entre los empleados de ambas empresas, subsistió durante años después de la muerte de los dos hermanos, pero el lunes la guerra entre las dos superpotencias mundiales de zapatillas terminó cuando sus actuales jefes ejecutivos se dieron un apretón de manos y organizaron un evento de empresas conjuntas para promover el Día Internacional de la Paz.
Al día de hoy el origen exacto de la división entre los dos hermanos, ahora enterrados en los extremos opuestos del mismo cementerio, sigue siendo un misterio. El escritor alemán Ulrich Hesse-Lichtenberger explica en su libro "Tor! The Story of German Football” que la disputa finalmente envolvió a todo el pueblo:
Rudolf Dassler se mudó de la casa de la familia en medio de la noche. Cruzó el río Aurach y crear su propia compañía en el otro lado de la ciudad. Parece una historia sacada de una parábola bíblica, pero ese día convirtió a Herzogenaurach, en un pueblo dividido, con un grupo de inocentes que actuaba como barrera natural entre las dos facciones. Pronto hubo bares, tiendas, hoteles y calles enteras que prácticamente pertenecían a uno de los campos enemigos, y alguien que trabajó para Adolf se arriesgaba al caminar en bares dirigidos por los hombres de Rudolf. Esta situación, en realidad, no ha cambiado.
Otra forma de entender la profundidad del conflicto, es el hecho que la tregua -de esta semana- se produjo más de 30 años después de la muerte de ambos hermanos.
Desde que los hermanos Dasslers se fueron a la tumba negándose a divulgar lo que los separó, la mejor estimación que tenemos sobre lo que desencadenó la guerra es un incidente descrito por Barbara Smit, una periodista neerlandés que pasó cinco años excavando a través de los archivos tanto de Adidas y Puma, en sus respectivas sedes, que todavía se encuentran a uno y otro lado del río Aurach. En su libro "Sneaker Wars" La señora Smit escribe que una noche de 1943, cuando la fábrica de zapatos estaba trabajando en nombre del esfuerzo de la guerra nazi, uno de los hermanos hizo un comentario despectivo sobre el bombardeo de los aviones aliados a su ciudad, que el otro hermano interpretó como dirigido realmente para él:
Una noche, cuando los bombarderos aliados empezaron a dejar caer su carga mortal en suelo alemán, Rudolf Dassler se refugió en la vivienda de la familia con su hijo Armin, su esposa, Friedl, y su hermana Betti. Se les unió rápidamente Kathe y Adi, quién sentenció "Éstos son los hijos de su puta sangre otra vez". Era obvio para Betti que Adi se refería con molestia a los bombarderos, pero Rudolf se levantó con indignación por el comentario. "Fue imposible convencer a Rudolf que el comentario no fue dirigido a él", remarcó Betti.
A pesar de que continuaron viviendo y trabajando juntos por cinco años más, algunos historiadores de la guerra civil creen que la brecha causada por este malentendido nunca fue superada.
Articulo Original: Truce in Six-Decade Sneaker War
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